sábado, 2 de abril de 2016

Bibliotecas, renovarse o morir

NATALIA GÓMEZ

No son escasos los recursos tradicionales que se han quedado obsoletos con motivo de la llamada “revolución digital”. Por ello, y para no desaparecer, han tenido que adaptarse y reinventarse para seguir el ritmo de la sociedad, consecuencia lógica de cualquier evolución. Es el caso de las bibliotecas. En ellas, la gestión de la información, los recursos económicos y humanos, y los dispositivos utilizados se han visto sustituidos por nuevos avances.

 Hoy en día, todas las bibliotecas a nivel mundial deben enfrentarse a la gestión de las tecnologías de la información. A pesar del reto, esta gestión también se constituye como una vía de innovadoras oportunidades de modificación en los soportes y técnicas de reproducción, escritura y comunicación. Con ello, las bibliotecas tienen la posibilidad de ofrecernos una mayor variedad de tipos de documentos digitales (dossiers, tesis, tutoriales) que en otra variable requeriría reunir en soporte tradicional escrito. Y, además, se ha de contar con la transformación radical que supone el hecho de que las bibliotecas puedan gestionar su propia información a muy bajo coste y sin la necesidad de modificar los criterios de evaluación de dicha información.

Interior de la Biblioteca Nacional de Austria
Modelo ejemplar de esta adaptación digital son los equipos multidisciplinares de bibliotecarios, tecnólogos e investigadores. Ellos impulsan las tecnologías con el fin de aumentar la eficacia y facilitar la colaboración entre bibliotecas nacionales e internacionales. Para citar algunas de estas soluciones destacamos WorldCat.Org, un catálogo de más de 2.300 millones de ejemplares, o WorldShare Management Services, una plataforma de servicios bibliotecarios en la nube.

 Siguiendo este hilo, la autonomía de estas entidades hace autónomo al usuario. Es decir, el lector moderno es cada vez más independiente de sus bibliotecas, pero éste se sigue viendo obligado a consultar la información de alto nivel en su propia institución. Sin embargo, esto también provoca que el lector se “deslocalice” y pierda identidad, lo que asocia unos problemas a la hora de definir su perfil y extiende una competencia de portales, directorios, buscadores, etc. Éste es un camino largo que muchas bibliotecas aún tienen que explorar.

¿Son, pues, en su mayor parte ventajas? Bien es cierto que los cambios tecnológicos pueden ser de muy distinto tamaño, pero este en concreto supone uno a gran escala. Como consecuencia, resulta difícil predecir y controlar el tiempo y costes invertidos, además de una tendencia al estrés. Todo ello sin contar el factor amenazante de que pueda convertirse en causa de recortes y reducción de plantillas.

Entre otras muchas cuestiones, la tecnología es un factor de determinante en las bibliotecas. Tanto por su capacidad de convertirse en un elemento fundamental para el rendimiento como para lograr los objetivos para los que están deliberadas: cubrir las necesidades de los usuarios actuales y futuros, mantener y desarrollar el acceso a las colecciones como recurso de investigación. 

BIBLIOGRAFÍA
  • Varela Orol, C. “La gestión de la tecnología en las bibliotecas”, Universidad de A Coruña, Facultad de Humanidades (1999).
  •        D. G. “Las bibliotecas se adaptan a las nuevas tecnologías”, 20 minutos (2016).
  •  Chartier, R. “Aprender a leer, leer para aprender”, En Millán, José Antonio, coord.: La lectura en España. Informe 2008. Madrid: Federación de Gremios de Editores de España, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2008, pp. 23-42.
  • Corral, S. Strategic Management of Information Services: A planning Handbook. London: Aslib, 2000.
  • Rebiun. Pautas para la elaboración del Plan tecnológico de las bibliotecas de Rebiun. [en línea]. 2003. [consulta 18/05/09]. Disponible en: http://bibliotecnica.upc.es/Rebiun/nova/InformesGrupoTrabajo/57.pdf



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